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La vida que no pierde brillo

La amistad de Aggeo Simões y Luis Sander comenzó cuando eran niños, a partir de la pasión de ambos por diseñar. Esa amistad terminó 35 años después cuando Luis murió en un accidente de carro. Es decir: terminó únicamente de manera oficial, pues hasta el día de hoy Aggeo “conversa” con su amigo en el pensamiento, recordando de todas las formas una convivencia llena de buenas historias

Imagen: Alice Achterhof / Unsplash

Aggeo Simões y Luis Sander fueron amigos durante 35 años. Se conocieron a los 7 años en un colegio en Belo Horizonte. A lo largo de más de tres décadas, ambos compartieron muchas cosas – la pasión por el diseño, las revistas, los cómics, la música, una misma novia durante la adolescencia, muchos viajes, algunas peleas, el salón de la universidad, la sociedad de una empresa de publicidad.

Aggeo fue la última persona a la que Luis llamó antes de morir en un accidente de carro, en una madrugada de 2010. “Me puse muy mal por no haber oído la llamada”, cuenta Aggeo. “Durante mucho tiempo pensé que si yo hubiera contestado la llamada, Luis podría estar vivo”. Aún hoy, Aggeo no le perdona a su amigo el hecho de no haber estado utilizando el cinturón de seguridad en aquella noche…

Luis se ha ido, pero Aggeo de cierta forma continúa conviviendo con él. En su blog “Manual del padre soltero” – transformado en un libro homónimo por la editora Best Seller – aparece una carta que Aggeo le escribió a su amigo. Esta carta viene acompañada de un autorretrato hecho por Luis. El diseño fue coloreado por Ava, la hija de Aggeo.

Los autorretratos de Aggeo (a la izquierda) y Luis.
Los autorretratos de Aggeo (a la izquierda) y Luis.

 

Escribir ayudó a Aggeo a procesar el luto, así como otras cosas que él también menciona en su testimonio a continuación. Más adelante, en este post, reproducimos la carta que fue originalmente publicada en el blog de Aggeo. Ambos textos confirman aquella frase que a nosotros los de “¿Y si hablamos del luto?” nos encanta repetir: “Quien amamos está siempre vivo dentro de nosotros”.

Aggeo tiene la palabra:

“Uno de los hijos de Luis es mi ahijado ‘moral’, en el sentido en el que él nunca fue bautizado (ambos somos ateos). Él se graduó a finales de 2010 y me llamó para que reemplazara a su papá… Fue muy emocionante. Durante el primer año, después del accidente, intenté mantenerme cerca de mi familia y de nuestros amigos en común, principalmente de Ava y de la familia de mi amigo. Yo le contaba a Ava que yo había conocido a Luis cuando tenía la edad de ella… Reía con mis amigos recordando viejas historias… Compartir los recuerdos da esa sensación de que la persona aún está viva, pues uno se da cuenta de que dicha persona todavía está en la mente de un montón de gente. Aún hoy me descubro “conversando” con Luis cuando veo alguna situación que sé que a él le parecería divertida o cuando pienso en algo que sé que sólo él entendería”.

De un padre soltero a otro: Luis Sander (texto publicado originalmente en el blog Manual del padre soltero)

“Mi querido amigo Luis:

Yo, con mi ingenuidad a los 17 años, te di toda la fuerza cuando, también a tus 17, quisiste embarazar a tu novia para poder irse a vivir juntos. Después de que Lucas nació, vimos que las cosas no iban a ser como la canción de Culture Club ‘Love is love’. Pero al final de cuentas no fue tan difícil, ¿no? Tú y Lu batallaron, pero a pesar de todo criaron dos lindos y talentosos muchachos.

Tú fuiste el primer hombre de mi edad, con el que yo convivía, que ya era papá. Eso me hizo admirarte más que antes. Nunca olvidaré el día en que nosotros tres, acostados comiendo palomitas y viendo Fantástico, en aquel apartamento del centro que tenía una vista muy linda del Puente de Santa Tereza, nos volvimos locos cuando Lu rompió fuente y salimos disparados al hospital como si Terminator nos estuviera persiguiendo. Marineros en su primer viaje. Muchas emociones.

Yo me inspiré en algunos de tus juegos con Lucas para divertir a mi pequeña. Recuerdo cómo usabas todos tus talentos para hacerlo reír y admirarte. Antes de toda esa historia de la custodia compartida, tú, que después te convertiste en padre soltero, tenías una relación muy intensa con tus hijos. Siempre les diste todo, desde el juego más bacano hasta la palabra más oportuna. Educación. Buen humor. Y música, muy buena música.

Si tú nos haces falta, amigo, imagínate la falta que les haces a ellos. Pero puedes estar tranquilo porque lo que tú les darías es lo mismo que yo siempre les doy. Ellos ya obtuvieron todo de ti. Carácter, inteligencia y talento. Hiciste un trabajo mucho mejor que la mayoría absoluta de todos los padres. Y así continuará siendo gracias a lo que quedó en la memoria de los niños que, ojalá, sea tan buena como la tuya. De elefante.

Hombre, cuando Ava nació, en la primera persona en la que pensé fue en ti, pues después del nacimiento de Lucas yo nunca más había tenido que volver a dormir en una sala de maternidad. Quiero ser un padre tan bueno como tú siempre lo fuiste. Y un excelente ex–marido también. Es una tarea difícil algunas veces, pero es esencial.

Abrazos mi querido amigo, los The Police nunca más van a volver a tocar juntos”.