Esse projeto é um convite para quebrar o tabu. Um canal de inspiração e de informação para quem vive o luto e para quem deseja ajudar

“Los aviones parten rumbo a los sueños”

Cuando ocurre una tragedia, no todo ruido ayuda. Pero es también en estas situaciones que pueden surgir chispas de solidaridad y esperanza. Este es un homenaje de ¿Y si hablamos del luto? a este grupo de guerreros, a sus familias, hinchas y amigos.

 

Ayer nos levantamos con una triste noticia. Y cuando ocurre una tragedia, no todo ruido ayuda. Muchas palabras hacen daño. Ayer dedicamos nuestro silencio y nuestras oraciones a las familias de los pasajeros.

A pesar de que la tragedia de la caída del avión con el equipo del Chapecoense nos abaló a todos esta semana, ella trajo consigo un clima de unión y solidaridad. En las redes sociales, la televisión y en muchas otras páginas, el hashtag #forçachape (#fuerzachape) marcó el internet y los corazones con mensajes de esperanza y cariño.

Victoria tras victoria, la fuerza de este equipo se había extendido mucho más allá de la ciudad de Chapecó, en Santa Catarina, llegando a contagiar a Brasil entero. El accidente unió a adversarios históricos, como el Santos, Corinthians, São Paulo y Palmeiras, en mensajes de solidaridad. Según lo reportado por el Brasil Post, estos clubes emitieron un comunicado en el que se ofrecieron a prestar futbolistas gratis para que integren la plantilla oficial la próxima temporada y en el que le solicitan a la Confederación Brasilera de Fútbol que decrete la prohibición del descenso del Chapecoense por las próximas tres temporadas.

No todo es dolor: el luto puede, sí, transformarse poco a poco en esperanza y amor. “Los aviones parten rumbo a los sueños”, recordó el cantante y escritor Felipe Sandrin, de Florianópolis, en un post en su Facebook. Hoy quisimos compartir este lindo texto en homenaje a este equipo de guerreros.

La próxima semana retomaremos el tema. Es cuando el ruido acaba que aquél que permaneció necesita aún más apoyo y amor.

#forçachape (fuerzachape)!
Imagen: Márcio Cunha/ Reprodução site Chapecoense
Cuando cae un avión, todos nos caemos con él. Un avión transporta mucho más que vidas, transporta sueños. Es un padre que está yendo a reencontrarse con sus hijos, es una madre que está yendo a buscarle una fuente de sustento a su familia, son pilotos que planean estar en casa a la hora de la comida, es una azafata que lleva en su maleta la colonia favorita de su amado.

Cuando cae un avión, todos nos caemos con él. Cuántos de nosotros no vimos los sueños comenzar en un avión. El viaje tan esperado, la firma de un contrato, el encuentro con aquella persona con la que tanto soñamos estar juntos.

Los aviones parten rumbo a los sueños. Y es precisamente esto lo que ocurrió con este trágico vuelo que casi llegó a su destino. Jugadores que representaban el sueño de un niño de ser futbolista, jugadores que representaban a sus familiares, a sus hinchas.

Cuando cae un avión, todos nos caemos con él. Mueren sueños, mueren encuentros que nunca ocurrirán. Nacen nostalgias que nunca serán superadas y que, de aquí en adelante, continuarán creciendo hasta convertirse en un hueco abierto por quien nunca llegó.

Cuando cae un avión, el dolor es compartido, pues todos nosotros somos hinchas, todos le hacemos barra a quien amamos. Todos hacemos fuerza para poder abrazar a alguien rápidamente. Apoyamos y hacemos fuerza, pues nadie sueña solo.

Hoy, este humilde equipo de Santa Catarina tiene la hinchada más grande del mundo, pues cuando los sueños se caen del cielo, la solidaridad es la única camiseta que todos utilizan. Es la única camiseta que nos reconforta en este momento.

Les mando un abrazo y mis más sinceras condolencias a los familiares e hinchas de este triste vuelo. El resto es silencio.

Felipe Sandrin