“La belleza de la vida está tanto en su luz como en su oscuridad”

William Faulkner

Cuando una persona está devastada por el dolor, lo último que ella necesita son consejos. Su mundo fue destrozado y el acto de invitar a alguien, quien quiera que sea, para entrar en él es un gran riesgo. Intentar conciliar, racionalizar o borrar su dolor simplemente agrava el terror. En vez de esto, la cosa más poderosa que usted puede hacer es reconocer ese sufrimiento. Decir, literalmente, las siguientes palabras: “Reconozco tu dolor. Yo estoy aquí contigo”. Fíjese en que yo dije “contigo” y no “por ti”. El “por” implica que usted hará alguna cosa, cuando en realidad no se espera que usted haga algo, más allá de estar al lado de quien usted ama, sufrir con él, oírlo.

No existe una mejor acción que el propio reconocimiento. El reconocimiento no exige entrenamiento ni ninguna habilidad o destreza especial. Éste únicamente implica la voluntad de estar con un alma herida, estando presente por el tiempo que sea necesario.

Esté ahí, simplemente esté ahí. No se aleje cuando se sienta incómodo o cuando sienta que no está haciendo nada. A decir verdad, es precisamente cuando usted se siente incómodo y que piensa que no está haciendo nada que debe quedarse.

Es en estos espacios, en las sombras en las que raramente nos permitimos entrar, que los principios de la curación pueden ser encontrados. La cura empieza cuando encontramos a otras personas que desean entrar en aquel espacio con nosotros. Todas las personas en el mundo que están de luto necesitan personas así.

Estas palabras son poderosas porque apuntan directamente a las ideas obsoletas que nuestra cultura ha venido construyendo en torno a la pérdida: la pérdida de un niño es insuperable, ser diagnosticado con una enfermedad grave no tiene solución, enfrentar la traición de una persona cercana no tiene cura. Todas esas cosas pueden ser soportadas y quien nos ayuda, los únicos que nos ayudan, son aquéllos que permanecen a nuestro lado sin decir nada. Y con ese nada, hacen todo.

Este texto fue extraído del blog de Tim Lawrence, músico erudito que sufre de parálisis cerebral, experimentó en carne propia muchas pérdidas y dificultades y ahora se dedica al tema de la adversidad y la resiliencia en su blog The Adversity Within. Lawrence utiliza su experiencia personal para ayudar a las personas a sobrellevar el luto y el sufrimiento. Él opina, al igual que nosotros, que nadie debería enfrentar las adversidades solo.