Esse projeto é um convite para quebrar o tabu. Um canal de inspiração e de informação para quem vive o luto e para quem deseja ajudar

¡Hasta pronto, José!

El libro de Camila Goytacaz es un relato delicado sobre el dolor de la pérdida y el reencuentro con la esperanza

La periodista Camila Goytacaz empezó a escribir un diario durante el embarazo de su segundo hijo, José, que nació a comienzos de marzo del 2011 y vivió solo 12 días. Después de haberlo perdido, Camila siguió escribiendo el diario y decidió que lo convertiría en libro, como forma de rendir homenaje a su amado José y de darle significado a su breve permanencia en este mundo. Las palabras de Camila nos hacen pensar sobre tantas cosas –el amor, la nostalgia, el propósito, el luto, la vida, la muerte, el recomienzo– que ciertamente éste es un libro que además de ayudar a los padres que perdieron pronto a sus hijos, es una fuente de  inspiración para todos nosotros.

Divulgacion

Me enteré del libro de Camila a finales del 2014, durante una campaña de financiamiento colectivo que ella llevó a cabo para viabilizar su producción, en el mismo periodo en que lanzábamos el proyecto ¿Y si hablamos del luto? . La campaña ‘Até breve, José’ (Hasta pronto, José) fue un éxito y al cabo de unos meses el libro llegó a mi casa, junto con muy buenas sorpresas. Camila es una escritora excelente y el diseño gráfico es hermoso, con tsurus adornando las páginas. El libro, además, viene con un marcapáginas. Desde entonces he estado pendiente de la producción de Camila y me pongo muy contenta con sus logros. El último de ellos es que su libro está a la venta en una importante librería de São Paulo, Librería Cultura, y puede comprarse también en el sitio web de la autora. Lea aquí un trecho de la obra:

El silencio.

El silencio se formó desde el día en que él nació.

Esperábamos por horas seguidas con llantos de bebés.

Solo el silencio.

Y fue aumentando. Para romper el silencio que me trastorna, pulso el play y dejo que suene el mismo CD que hace meses está en el aparato de sonido.

Es igual.

Me duele estar quieta, así que deambulo por la casa con mi taza de te y mis lágrimas.

No quiero guardar el dolor en el armario, quiero vestirlo.

Quiero mirarlo a la cara. Salgo a la calle, tan ruidosa la avenida, y yo tan silenciosa, nadie me nota.

Mi silencio no es distinto al de todas las personas que esa tarde van bajando al metro. Al mirarme, a nadie se le ocurre que estoy viviendo exactamente en este momento la experiencia más intensa, más dura y transformadora que jamás me hubiera imaginado vivir en la vida.

Sepa más en www.atebrevejose.com.