Esse projeto é um convite para quebrar o tabu. Um canal de inspiração e de informação para quem vive o luto e para quem deseja ajudar

Detrás de todo luto siempre hay una historia de amor

Las creadoras de “¿Y si hablamos del luto?” evalúan el recorrido de este movimiento hasta hoy. Este texto es una reflexión sobre sus aprendizajes, así como sobre el poder de esta red de afecto que se ha venido construyendo en torno a la vivencia del luto.

Marina Papi

¿Y si hablamos del luto?” es un movimiento cuyo propósito es mejorar la vida de las personas que pasan por la experiencia del luto. Este movimiento nació de las vivencias reales de 7 personas que se unieron con la intención de ir más allá del sufrimiento y la nostalgia. Somos un grupo de mujeres que se unió para construir algo que fuese capaz de rendir homenaje a nuestros seres queridos que, ya del otro lado de la vida, nos hacen tanta falta. La intención también es el poder ayudar a las personas que se ven enfrentadas a la difícil tarea de reinventar sus vidas tras la pérdida significativa de un ser querido.

Todas trabajamos en el área de la comunicación y, así, decidimos usar nuestras habilidades para crear algo que fuese capaz de traer un mayor significado a nuestra vivencia del luto y, por qué no, a la de otras personas.

El punto de partida fue nuestra propia sensación de que hablar sobre el luto era una cuestión complicada. En la mayoría de los casos, quien está pasando por ese momento es desincentivado a pensar y a hablar sobre ello. Normalmente, las personas prefieren que uno no toque este tema porque esto puede arruinar los buenos momentos. Más allá de nuestras experiencias individuales, sabemos que hoy en día el luto representa un tabú. Nuestra misión se convirtió, entonces, en luchar contra esto, haciendo del luto un asunto posible.

Es común – especialmente para quien pasa por pérdidas traumáticas – el oír frases como “no logro ni imaginar lo que usted está sintiendo”, lo cual es bastante comprensible. Esto nos hizo pensar lo siguiente: si para quien no pasó por esta experiencia es difícil imaginar lo que se siente, para quien realmente está pasando por ese proceso podría ser fundamental el intercambiar sentimientos, hablar y ser oído, todo dentro de una red de comprensión sobre la vida, la muerte y el proceso del luto. Pensamos en la importancia de tener un espacio que abriese la posibilidad para que el luto existiese e hiciese parte de la vida de las personas. Es un escenario para que quien está sobrellevando el luto pueda compartir su experiencia y aprender con la de otras personas. Un lugar donde la ayuda de las personas cercanas es motivada y orientada. Donde los dolores y los amores se conectan… Pero, ¿cómo hacer de esta idea realidad?

¿CÓMO COMENZAMOS?

¿Y si hablamos del luto?” nació de una investigación, una de las otras especialidades de nuestro grupo. Estábamos convencidas de que nada podría ser más valioso que la verdad esencial de cada experiencia vivida. De esta manera, en noviembre de 2014, creamos un espacio en internet donde las personas que habían pasado por un LUTO podían contar su historia por medio de un texto libre. Al analizar dichos textos, entendimos cuáles eran las dificultades y percepciones más comunes con respecto al luto. Recibimos alrededor de 200 testimonios. Esto ya nos llamó la atención: 200 personas hallaron un espacio en la red para contar su experiencia de luto. Gran parte de estas personas mencionaba la importancia de dicho ejercicio. Cada voz nos reforzaba la idea de que reflexionar libremente y comprender el propio proceso del luto ya representaba un gran paso, así como el hecho de que tal vez compartir esa historia y sus aprendizajes de manera conjunta podría ayudar aún más.

Tras al análisis de los testimonios, logramos entender de mejor manera lo que significa esta vivencia, identificando en cuáles momentos la ayuda podría ser más importante. Vimos que la experiencia del luto (en los casos de la muerte de personas muy cercanas) nos invita a hacer una revisión significativa de nuestros valores de vida y de su continuidad. Es casi que una invitación para reinventar la propia vida (con el fin de poder seguir adelante sin la presencia física de aquella persona que se ha ido). Hicimos una presentación donde contamos el inicio de este proceso. Invitamos a nuestros amigos, a la comunidad de especialistas y a algunos periodistas cercanos a que conocieran nuestro proyecto y nuestro primer mini-documental, realizado gracias a la generosidad de Dea Levy y Raoni Rodrigues (reciban toda nuestra gratitud).

EL LANZAMIENTO Y LA PÁGINA

El lanzamiento se llevó a cabo en junio de 2015 en el Estúdio Glória, en São Paulo. Este día representó una gran emoción y una gran inyección de energía. Agradecemos a todos los que participaron y a los que generosamente compartieron sus historias de amor y dolor. La presencia de las especialistas que se unieron a nuestro movimiento, al igual que la referencia a nuestro proyecto por parte de Thais Heredia en Globo News, nos dio más energía y confianza. Iniciamos una estrategia de crowdfunding en la plataforma Benfeitoria, logrando alcanzar– también gracias a la gran ayuda de nuestros amigos –el valor necesario para montar la página “¿Y si hablamos del luto?”. Durante este proceso, la periodista María Beatriz Gonçalves se unió a nosotras. Ella ha sido un pequeño ángel de la guarda sumamente competente, ayudándonos a llevar este barco hacia adelante. María Beatriz se ha convertido en madre y en este momento está cuidando a Santiago. Dentro de poco estará de regreso. Nuestro movimiento de amor ya está teniendo sus hijos.

La página web y la competencia de Carla Gullo y Bizuka Correa – que también se unieron a nosotras – le dieron mayor alcance a este proyecto. Estrenamos la página el 12 de enero, al inicio del año y justo después de las fiestas de Navidad y Año Nuevo, en medio de las vacaciones colectivas de verano. La página comenzó a funcionar en un 2016 bastante complicado, un año de crisis y dificultades, donde cada una de nosotras estaba enfrentando varios desafíos personales y profesionales. ¡Cuán grande fue nuestra sorpresa cuando vimos que todo estaba funcionando! La página quedó muy bonita y las ilustraciones de Marina Pappi y de Gra Mattar quedaron muy lindas. El diseñador Valtinho Bicudo, la programadora Dani y la editora Bia manejaron todo muy bien. En el día 1, la linda historia de Paulo Camossa y su Amanda (narrada en el delicado texto de Laura Capanema) disparó nuestra audiencia hasta las alturas. El navegador no aguantó, la página se cayó. ¡Todas nosotras, fuera del aire, mirábamos, atónitas y conmovidas, cómo el testimonio de Carmossa se viralizó y cómo los medios de comunicación reprodujeron su historia como si fuese un reportaje inédito! Pero es que fue realmente eso: ¡Hablar de esa manera sobre la muerte y sobre el luto era algo inédito! Allí percibimos el impacto que tenían las historias de alguna pérdida sobre quien precisaba de ayuda. Esas personas vieron cómo sus propios dolores eran abordados a través de un delicado, amoroso y generoso lenguaje. Intentamos hacer uso de las palabras y de la estética para abordar delicadamente uno de los asuntos más misteriosos y dolorosos de la vida: la muerte. Y esa conexión (muerte es vida y vida es muerte) nunca más abandonó nuestra mente y nuestros corazones.

Conmemoramos las primeras 1.000 personas en Facebook y hoy en día ya somos 11.000. Esto nos ha permitido llegar a decenas de millares de personas gracias a que nuestros posts son compartidos muchas veces. Alcanzamos el primer millón de visualizaciones en nuestra página web. Es común ver que las personas mencionan o comparten nuestros posts y nuestros comentarios. Ver que alguien se conecta a nuestra página (www.ysihablamosdelluto.com.br/) o que nos da un “me gusta” en Facebook representa una caricia en medio del día. Estas acciones permiten que las personas ganen abrazos llenos de amor.

LO QUE ESTAMOS CONSTRUYENDO

En algún momento, todos los hijos adquieren vida propia. Nosotras, que gestamos “¿Y si hablamos del luto?”, nos hemos dado cuenta de que este proyecto también se ha ido emancipando gracias a una red de afectos. Cada nueva historia alimenta el deseo colectivo de construir una percepción más verdadera y generosa sobre la vida, la muerte y el luto. Es un movimiento de amor que ha logrado ganar fuerza, aun en un momento histórico marcado por la intolerancia.

Creemos, también, que estamos construyendo una red de apoyo y de desmitificación de la muerte. Es un movimiento para que veamos y abordemos esta parte de la vida con respeto y serenidad. Pensamos que es posible crecer en esos momentos de tanto dolor. Ese es, precisamente, el sentimiento que permea todas las historias.

Y es así como continúa “¿Y si hablamos del luto?”, el cual se ha convertido en el proyecto de nuestras vidas, en algo que va más allá de nuestros planes profesionales y que continuará existiendo independientemente de nuestra voluntad, pues ya hace parte de todo el mundo.

TODOS LOS DÍAS APRENDEMOS

El luto, como proceso de aprendizaje, desapego y comprensión está siempre en construcción. Aprendemos con cada post y con cada conversación. Cuanto más seguimos juntos, más percibimos que sentimos cosas parecidas. Así, la vivencia del luto provoca naturalmente una hermandad de sentimientos que queremos transformar en fuerza, entendimiento y reconforto. Esperamos que la red que “¿Y si hablamos del luto?” creó – y que ha venido creciendo en los últimos meses – nos ayude a llevar este movimiento hacia adelante.

Nosotras hablamos varias veces al día, todos los días. Sentimos una profunda gratitud frente a cada una nosotras, por la dedicación conjunta y por la posibilidad de estar viviendo esta experiencia. Discutimos los próximos pasos del proceso de construcción de nuestro movimiento: ¿Cuáles son los temas, las personas y las ayudas que tienen mayor valor? Seguimos emocionándonos. Aprendimos que llorar lava el alma y que hablar ayuda a limpiar nuestras tristezas más difíciles. Le rendimos homenaje a nuestros hijos, padres, madres, hermanos, sobrinos, primos, amores y amigos a través de nuestra dedicación por alimentar esta red de amor y ayuda.

Finalmente, creo que aprendimos a respetar aún más los misterios de la vida y a hacernos más pequeños, a entender nuestra nimiedad. Sabemos que cualquier tentativa por controlar las situaciones será tiempo perdido. Tiempo, un elemento que también se convierte en algo más preciado cuando pensamos en la vida y en la muerte. Hacer que cada día tenga valor en sí mismo, y buscar que la vida esté cargada de significados, pasó a ser un ejercicio fundamental para nosotras.

En estos casi dos años de camino, hemos logrado entender que es posible transformar una relación, encontrando un lugar único para quienes ya no están más a nuestro lado físicamente, pero que aun así continúan haciendo parte de nuestra vida todos los días. Hemos aprendido, principalmente, que detrás de todo luto hay siempre una historia de amor. Nuestro más grande respeto y homenaje para cada una de ellas.

Amanda, Bia, Cynthia, Fernanda, Gisela, Mariane, Rita e Sandra.