Inspiração - Lo que recomendamos
El buen doctor
Deberíamos hablar, oír y leer más sobre la mortalidad. Deberíamos intenta entender mejor la muerte para estar más preparados el día que tengamos que enfrentarnos a la nuestra o a la de alguien que amamos. Los libros son grandes compañeros en esta jornada y pueden guiar e inspirar reflexiones importantes que siempre dejamos para después.
Una de esas historias notables – que vale la pena la inversión emocional (y las lágrimas derramadas durante su lectura)- es la del joven neurocirujano Paul Kalanithi quien, a sus 35 años y en su último año de residencia médica en Stanford (California), tuvo que interrumpir el camino que había planeado para sí mismo debido al descubrimiento de un cáncer agresivo que ya se había dispersado por su cuerpo. Al momento de darle la noticia a uno de sus amigos, Kalanithi ya demostraba cómo pretendía lidiar con la nueva realidad: “La buena noticia es que ya viví más que (Emily) Brontë, (John) Keats y Stephen Crane. La mala es que no escribí nada.”
Dos años después, un lunes, el día 9 de marzo de 2015, Kalanithi murió rodeado por su familia en una cama del hospital. Para ese momento, el joven médico ya tenía una hija que él y su mujer Lucy -también médica- habían concebido durante su enfermedad. Su primer y último libro también estaba listo.
La historia de su vida, antes y después de la enfermedad, posee una belleza, sabiduría y sinceridad que sólo se conquistan frente a la perspectiva inminente de la muerte. Un gran resumen de lo que podemos aprender con la lectura del libro “El buen doctor” (Editorial Océano, 2016) se encuentra justo al inicio del libro, en el lindo prefacio escrito por un profesor de Kalanithi, el médico Abraham Verghese: “Prepárate. Toma asiento. Atrévete a descubrir cómo suena el valor. Ve lo valiente que es manifestarse de esta manera. Pero, sobre todo, ve lo que es seguir vivo para, una vez que te hayas marchado, influir en la vida de los demás con tus palabras. En un mundo de comunicación asincrónica, en el que acostumbramos hundirnos en nuestras pantallas, la mirada fija en los objetos rectangulares que nos zumban en la mano, haz un alto y experimenta este diálogo con mi joven colega fallecido, ahora ya sin edad y vivo para siempre en el recuerdo. Escucha a Paul. En los silencios entre sus palabras, escucha igualmente tus reacciones. Es ahí donde reside su mensaje. Yo lo recibí y espero que tú también lo experimentes. Es un regalo.”
De inicio a fin, el libro es sumamente inspirador, cerrando la lectura con el epílogo escrito por la viuda Lucy Kalanithi: “Este libro refleja la prisa, la carrera contra el tiempo para que Paul pudiera expresar las cosas importantes que tenía para decir. Él enfrentó la muerte – examinándola, luchando contra ella, aceptándola – como médico y como paciente. Él quería ayudar a las personas a entender la muerte y a encarar su mortalidad. Hoy en día, morir antes de los 40 años es algo poco común. Pero morir no lo es. ´El cáncer de pulmón no es una cosa exótica´, le escribió Paul a su mejor amigo Robin. ´Pero es suficientemente trágico y, también, inimaginable´. El lector puede colocarse en mi lugar y decir: ´Entonces la muerte se ve así desde aquí… pero tarde o temprano volveré a mi punto de vista´. Creo que ese es mi objetivo. No el sensacionalismo de morir, no el incentivo de ver todo color de rosa, sino decir: he aquí lo que está al frente del camino”.