Esse projeto é um convite para quebrar o tabu. Um canal de inspiração e de informação para quem vive o luto e para quem deseja ajudar

Los hombres y el luto

"¿Crees que a los hombres les resulta más difícil hablar del luto?" Este es un tema que nos intriga desde el comienzo del proyecto, por lo que decidimos escuchar la opinión de especialistas y de los lectores. Vea a continuación la opinión de las psicólogas Cecília Rezende y Erika Pallottino, del Instituto Entrelaços, y de los lectores que respondieron nuestra encuesta de Mayo.

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En enero de 2016 nacían el sitio web y la página de Facebook de ‘¿Y si hablamos del luto?’ y desde entonces hemos estado siguiendo los números y la participación del público. Hoy nuestra audiencia es mayoritariamente femenina (¡con aproximadamente un 90% de mujeres en ambos canales!) Los números reflejan algo que muchas sentimos mientras vivíamos nuestro luto: la sensación de que, si el luto es un tabú, el asunto parece ser aún más difícil para los hombres. Y aquí hablamos de los hombres que conocemos y amamos: nuestros padres, hermanos, parejas, amigos de mucho tiempo, compañeros de oficina. De modo que no pretendemos criticar la forma en que los hombres lidian con el tema sino escuchar, entender y generar más empatía entre hombres y mujeres.

Lanzamos la pregunta en la red y recibimos aportes de muchas mujeres –y también de algunos hombres. Todos piensan que ‘sí, para ellos es todavía más difícil’, lo que no significa que sufran menos. Por una parte, parece faltarles la habilidad y/o la práctica para manejar la situación y expresar sus sentimientos –algo que desde muy temprano las mujeres aprenden a hacer mejor. Por otra parte, está la ausencia de espacio en la sociedad para el hombre más vulnerable y consecuentemente el miedo a que se le considere ‘menos hombre’ si expresa su dolor. Como consecuencia, lo que se percibe es una forma distinta de vivir el duelo –un individuo que por lo general, trabaja, resuelve problemas y actúa más en los temas prácticos que las mujeres involucradas en la misma pérdida, pero también revela menos lo que siente y piensa en esta fase. En común, un contexto cultural que hace que el luto sea aun más duro y menos acogedor para nuestros hombres.

“Probablemente por que son más reprimidos cuando se trata de expresar emociones y fragilidades.” – a través del sitio web

“Por el machismo que impone la sociedad, que hace que el hombre no quiera llorar, expresar sus sentimientos, ni hablar sobre algo que pueda herir su ‘masculinidad’.” – a través del sitio web

“No sé al cierto porqué a los hombres les resulta tan difícil. Pero lo noto en el grupo en que participo, de madres que perdieron a sus hijos. La mayoría de ellas relatan que su pareja tiene esa dificultad. Me imagino que algunos intentan proteger a los que están a su alrededor. Otros deben sufrir la presión cultural de que “el hombre no llora”. Creo que hay muchos motivos, pero lamentablemente, ese es un comportamiento que se repite.” – a través sitio web

“Yo voy a un centro espírita en mi ciudad y los jueves hay lo que llamamos ‘Urgencias Espirituales’. La mayoría de personas que acuden son mujeres. Yo creo que los hombres tienen miedo, recelo y se blindan para protegerse. Así que yo diría que sí, nos resulta difícil no solo hablar sino también pedir ayuda.” – Kaique Vianna, a través de Facebook

Ese comportamiento diferente y aparentemente más frío muchas veces provoca el distanciamiento de la pareja y resentimientos en las mujeres:

“En mi experiencia, sí. Mi padre, mi hermano, mis cuñados, mis compañeros hombres (del trabajo), amigos cercanos (que hoy, desgraciadamente, ya no son tan próximos) tuvieron mucha dificultad para superar la muerte de mi hijo. Supongo que tenga que ver sobretodo con la vulnerabilidad (¡y con como los hombres la evitan a toda costa!) –pero la verdad es que, aun sabiendo que hay un motivo totalmente razonable, esa es una realidad que duele muchísimo.” – Clarissa Oliveira, a través de Facebook

“Esa puede ser la explicación para el gran número de divorcios que se producen tras la muerte de un hijo. Diferentes formas de reaccionar provocan resentimientos irreconciliables.” –Jane Dietrich, a través de Facebook

Para analizar el tema con más profundidad, entrevistamos as las psicólogas Cecília Rezende y Erika Pallottino, del Instituto Entrelaços, quienes confirman la percepción de que la mayoría de los hombres se comporta diferente de las mujeres frente al dolor de la pérdida –lo cual no significa que no vivan el luto, solo que lo hacen de otra manera.

Cecília

El duelo de los hombres no es menor y ellos tampoco sufren menos que las mujeres. Incluso ese es un punto importante cuando se habla del proceso del luto de parejas que perdieron a sus hijos: muchas veces las mujeres creemos que el padre no lo está sintiendo con la misma intensidad o que logran volver muy pronto a la normalidad de sus vidas. No es cierto, pues es la forma como viven el dolor que es diferente. La verdad es que al hombre no se le da mucho espacio para que viva su dolor, exprese sus sentimientos, su desesperación.

Cuando están trabajando, cuando están realizando las actividades prácticas del día a día, e incluso cuando empiezan una nueva relación, los hombres están enlutados y viviendo su dolor. Sin embargo, lo enfrentan solos, callados. No consiguen llorar delante de sus mujeres, o solo lo hacen cuando se sienten muy seguros en su presencia. Ahora bien, casi siempre prefieren o solo consiguen llorar solos. Lloran en el baño, en el coche, deambulan solitarios por la calle, provocan dolores físicos en si mismos para que puedan desahogarse llorando. !Cómo es difícil ese proceso!

Yo noto que cuando llegan a la consulta y se sienten seguros y a gusto ante un(a) terapeuta, se involucran efectivamente en el proceso y logran resultados excelentes. Una vez se establece el vínculo y se sienten a gusto, se implican profundamente en el proceso, dan voz a su dolor y expresan sus sentimientos, aunque, por algún tempo, lo hagan únicamente en el ambiente protegido de la psicoterapia. Hay hombres que llegan a hacer terapia, pero aprovechan mucho el proceso terapéutico de un familiar, especialmente las esposas. Quizás eso ocurra porque pasa a existir un canal en casa para que se aborden esas cuestiones.

Es importante que se diga que no hay maneras correctas e incorrectas de vivir el luto, así como no hay un guión que diga que todos los hombres vivan este proceso de esa manera. La conclusión a la que se llega es que la manera masculina de enfrentar la pérdida o el dolor muchas veces los deja aislados con su pena, lo que hace aun más difícil el proceso de recuperación. La sociedad necesita fomentar espacios para estimular la posibilidad de que tanto los hombres como las mujeres puedan expresar las cuestiones relacionadas con sus pérdidas. Los hombres sufren tanto como las mujeres, lo único que viven su duelo y su pena de forma diferente. Es importante que su forma de sentir sea validada.”

Erika

“Tenemos una gran demanda para tratamiento y auxilio psicoterapéutico de hombres que viven el proceso del luto. Ellos llegan casi siempre traídos o recomendados por mujeres: cuñadas, madres, amigas que recomiendan el Entrelaços… pienso que eso ilustra un poco cómo y por qué caminos se produce esa dinámica. Muchos de ellos nos llegan en un estado de gran angustia y sufrimiento, lo que quiere decir que aguantan hasta donde sea posible, hasta donde lo soporten, echando mano de todos los recursos que tenían hasta el momento! Van tirando, sofocando la pena, inhibiendo las reacciones siempre que es posible, aplazando el dolor por diferentes caminos.

En el primer momento de la pérdida la vida queda tan caótica y desorganizada que funcionamos a un nivel rebajado del punto de vista cognitivo y sensorio-perceptivo. La respuesta a un proceso emocional que causa tanto estrés como el luto va a aparecer muchas veces en las actividades laborales. La productividad del hombre se ve afectada, él tiene dificultades de concentración, atención. Otras manifestaciones que merecen cuidado tienen que ver con su propio autocuidado, problemas de salud, consumo excesivo de alcohol o tabaco. Es importante que se diga que el proceso de luto nos pone en riesgo.

Sabemos que culturalmente al hombre lo ven como una figura resoluta, de soporte práctico e instrumental frente al desafío del luto, lo que promueve muchas dificultades durante este proceso. No hay muchos espacios para el llanto, la pena, las manifestaciones afectivas del hombre. Así que llamo la atención para la importancia de los rituales en el proceso de la pérdida. Al final, los rituales son espacios socialmente organizados, autorizados y legitimados para que hablemos de quien murió, lloremos y seamos confusos, sin que tengamos que preocuparnos. Los hombres tienden a beneficiarse de esos espacios y situaciones. La misa de 7º día, las oraciones en las sinagogas, las reacciones de “cumpleaños” son espacios “protegidos” y legitimados para que puedan desahogar su pérdida.”

De todo lo que hemos leído y escuchado, nos quedó la sensación de que es tan solo el comienzo de una discusión que puede contribuir a una reflexión sobre qué ofrece la sociedad a los hombres en su momento de dolor y cómo podríamos favorecer la empatía entre hombres y mujeres en esa fase tan dura de la vida.