Esse projeto é um convite para quebrar o tabu. Um canal de inspiração e de informação para quem vive o luto e para quem deseja ajudar

Una buena noticia en el Día del Padre

Las fechas conmemorativas siempre son difíciles cuando hemos perdido a alguien. La nostalgia se agudiza y pareciera como si el deseo de estar cerca físicamente se elevara a la quinta potencia. Con el Día del Padre aproximándose, decidimos alentar a algunas personas a darle una buena noticia a sus padres o hijos que ya se han ido. Para las personas que permanecen, escribir puede ser una forma de sentirse cerca. La buena noticia puede traer un poco de levedad y de calor al corazón en esta fecha tan simbólica. ¡Feliz Día del Padre!

unsplash

Si en este Día del Padre usted pudiese darle una buena noticia a su padre/hijo que ya se ha ido, ¿qué le diría?

 

Papá, la primera buena noticia que quiero darte es que el proyecto que hice con las chicas – “¿Y si hablamos del luto?”- está andando. Este proyecto ha sido una importante fuente de inspiración, reflexión y reconforto para muchas personas. He aprendido y crecido mucho en este proceso. Es gracias a esto que en este tercer Día del Padre sin ti me siento más fuerte y con un sentimiento de gratitud mucho más grande que el de la tristeza. Claro que el vacío es grande, haces demasiada falta por aquí. La nostalgia y la falta que me haces es del tamaño de mi amor por ti, es gigante.

La otra buena noticia es que este año te homenajeamos como padre y como abuelo. ¡Síiii, tu tan esperada nieta llegó! Se llama Lorena. Es muy linda y, como prometido por André, es San Paulina. Yo soy su madrina y estoy completamente enamorada de esa chiquitina. Le contaré todas tus historias y estoy segura de que el abuelo Sergio tendrá un espacio reservado en su corazón. Feliz Día del Padre mi héroe. Te amo locamente.

Amanda, hija de Sergio.

 

Bigotudo, muchas veces me dijiste que yo no tenía la más mínima idea de cuánto dolía una nostalgia, de cuánto dolía extrañar a alguien. La vida quiso que fuese tu partida la que me mostrase ese dolor. Hasta en tu muerte continuaste enseñándome cosas. Tu ausencia se convirtió en mi entrenamiento diario para aprender a vivir, sentir, sufrir y transformar el luto en lucha. Cuando nos topamos con una pérdida irreemplazable, nuestro mundo se detiene por un tiempo. Encontrar buenas noticias durante ese período se vuelve una tarea difícil. Cuando moriste, yo estaba segura de que pasaría todos los Día del Padre completamente destruida.

Pero la vida tenía un pequeño-gran plan para mi tristeza. El sol de mi vida nació la noche anterior a mi primer Día del Padre sin ti, bigotudo. Llegó Marina, la nieta que tanto quisiste conocer. Mientras yo esté viva, mi sobrina será mi buena noticia del Día del Padre. Y yo le agradezco a la vida por haberme dado el amor en forma de crespos y pequeñas maldades, especialmente cuando mi familia y yo más lo necesitábamos. La buena noticia que puedo darle a quien no tiene a su padre cerca en esta fecha es que, algún día, ese dolor se convertirá en nostalgia, tal como tú me dijiste que ocurriría, papá.

Lara, hija de Helio.

 

¡Hola papá! Ahora que pasaron casi 5 meses desde que te fuiste, vengo a traerte buenas noticias. Apuesto que estabas bastante preocupado por tener que irte y dejar a tu familia tal como estaba: yo, con 6 meses de embarazo, mi marido, sin empleo, mi mamá, que dependía de ti, completamente desamparada y mi hermano, lejos de la familia. Pues quiero decirte que, desde siempre, este bebé fue el mejor incentivo para que todos nos mantuviésemos optimistas y llenos de fe, esperando que todo mejorase. Así continuamos caminando hasta el día en que él llegó a este mundo: saludable, grandote y medio calvito. Hoy, con dos meses de vida, ¡es el bebé más feliz y risueño que jamás vi en la vida! Te habría encantado oír su risita… ¡Es el mejor sonido del mundo!

Tu yerno está trabajando. Cuando él recibió la oferta de empleo, nos acordamos mucho de ti y de tus consejos sobre la importancia de que se valorizara y posicionara como el buen profesional que es. Y ya sabes, ¡mamá es una luchadora! Además de cuidar de todos nosotros, ella está trabajando en la cocina sin mí. Está trabajando para nuestra empresa y para otras también. Y, finalmente, mi hermano: tengo certeza de que él aprendió mucho con todo lo que te ocurrió. Él está bien, muriéndose de ganas por conocer a su sobrino. Apenas pueda sacar vacaciones, vendrá corriendo a visitarnos.

Mira papá, en este primer Día del Padre sin ti quiero decirte que puedes estar tranquilo. Tu pequeño nieto sabrá de ti y conocerá todas tus aventuras. Se las contaremos con mucho amor y estoy segura de que él estará tan orgulloso de ti como nosotros siempre lo estuvimos. Dios te bendiga, donde quiera que estés. Cuídate. Muchos besos.

Juliana, hija de Ciro.

 

Hola papá. ¡Caramba! Para mí, que hablaba contigo todos los días, no va a ser nada fácil contarte todas las novedades de estos últimos 2 años y 7 meses en pocas líneas. Pero lo intentaré… Para comenzar, ¡tus tres nietos están lindísimos! Tres personajes con tres personalidades diferentes: Felipe – parlanchín, inteligente y enorme – siente mucho tu ausencia. Vítor, tranquilo, es la copia de Ricardo… ¡Es demasiado tierno! Y Lucas está cada vez más astuto, divertido y lindo. Era obvio que yo iba a decir eso, ¿no? Al final de cuentas, él salió parecido a mí jajaja. La prueba de esto es que él ya comenzó a usar gafas, ¿puedes creerlo, papá? ¡Cuando iba a cumplir tan solo 3 añitos! Pero está perfecto. ¡Te habrían encantado sus gafas! Y hablando de gafas, ¡finalmente logré operarme la miopía! Mis casi 10 grados ya no existen (sé que esta cirugía siempre fue un deseo tuyo y de mamá desde que yo era pequeña, ¡así que puedes ponerte feliz porque dio muy buen resultado!)

Stelinha – como siempre llamaste a tu nieta – aún no nació. ¿Pero quién sabe papá? Por mí, yo quedaba embarazada ahora, pero Gui quiere esperar más un poco. Mamá está loca por ser abuela de nuevo. Ella está bien. Es una gran guerrera y continúa llevando tus proyectos a su manera (aun cuando intentamos que ella realice sus propios proyectos y sueños). ¡Y a que no adivinas qué! En el Mundial, aquí en Brasil, perdimos contra Alemania en las semi-finales (hasta ahí, todo bien…) ¿Pero sabes por cuánto perdimos? ¡7 a 1! ¡El chiste del siglo! ¡Nadie lo podía creer! Fue horrible. Apuesto que tú, al tercer gol, habrías comenzado a abrazar a Gui y a hacerle barra a los alemanes. Todo con tal de no perder la fiesta…Puro a tu estilo, ¿no? Jajaja (cuando me río, me acuerdo de tus carcajadas que ya no puedo oír más …que falta la que me haces…una falta infinita).

¿Te acuerdas que cuando estábamos en el hospital te pregunté si tú creías que lo de la fotografía iba a dar buen resultado? Tú me respondiste: “¡Pero si ya dio resultado, hija!” Pues bueno…Estoy intentándolo, ¿oíste? Amo tomar fotos. Hoy en día te entiendo tanto, pero tanto…Ahora logro comprender mucho mejor tu pasión por tu trabajo. Cómo luchaste – muchas veces solo- y cómo creíste en tu propósito. Te admiro cada día más. Gracias papá por haber aceptado y respetado mi nueva decisión con tanto amor y delicadeza. Por haberme dado tantos consejos en los últimos meses que pasamos juntos.

¡Espero poder hacerte orgulloso muchas veces más! ¡Te amo demasiado!

Letícia, hija de Laércio.

 

Zé Carlos era una persona justa, de postura sobria, tradicional y de acciones algunas veces bastante originales. Decir que mi papá era una persona compleja sería un eufemismo. Debido a su complejidad, se casó con una mujer fuerte, extremadamente independiente y 100% irreverente. Contradictorio, ¿no? Pero como dice el dicho: “Los opuestos se atraen”. Y como el amor, el tiempo y los encuentros no tienen explicación, de alguna forma ellos lograron vivir juntos una historia de más de 45 años. Sus vidas dieron diversos frutos, siendo el más importante (por adularme) la creación de tres hijas.

Somos tres mujeres, cada una con su personalidad y complejidad. Tenemos en común (y gracias a un mundo más moderno y mucho más femenino) el objetivo de desafiar todas las tradiciones, convenciones y creencias que mi papá construyó en sus 75 años de vida. ¡Te hicimos bregar! Hoy en día, al recordarlo, pienso en el poema que Vinicius de Moraes escribió al saber del fallecimiento de su padre: “Fuiste un pobre. Mendigabas nuestro amor en silencio.”

Mi padre expresaba su amor a través de preocupaciones. Una de ellas – frecuente, especialmente, en nuestra vida de adultas – era el deseo de ver a sus hijas casadas. Quería, con todas sus fuerzas, que nos casáramos. Él creía que el matrimonio era la evolución natural de la mujer en la sociedad, así como también lo era el tener hijos, construir una familia, etc., etc., etc. Pero, como dije, cómo te hicimos bregar. Cuestionamos todas tus tradicionales expectativas, tan sólo porque queríamos y podíamos.

Pero la vida nos da sorpresas. Al mismo tiempo que acompañaba a mi papá en sus últimos meses de vida, yo iniciaba otra historia de amor con el otro hombre de mi vida. Fue él quien desafió mis propias convenciones y tradiciones. E inclusive antes de cualquier compromiso oficial, mi papá ya presentía que esa nueva historia sería larga y definitiva.

En enero de 2015 mi padre se despidió. En agosto del mismo año me comprometí. En abril de 2016 me casé. En mi matrimonio celebramos las creencias, convenciones y definiciones más tradicionales del amor. Celebramos el amor silencioso y estruendoso, el amor convencional e irreverente, el amor entre opuestos y entre iguales, el amor de los que están presentes y distantes.

No dudo de que si mi papá hubiera estado presente, él habría estado discretamente radiante, alegremente malhumorado, quejándose y elogiando todo contradictoriamente. En fin, habría celebrado el amor a su manera.

Y más allá de esa buena noticia, estoy segura de que él estaría extremadamente contento de saber que estamos bien y saludables, que somos muy unidas y que, día a día, construimos nuestras historias.

¡Feliz Día del Padre, Zé Carlos!

Mafe, hija de Zé Carlos.

 

De la infinidad de enseñanzas que me dejaste, la más importante fue la de no desistir de nada, ni por miedo ni por falta de valentía. Fueron tantas las veces que me repetiste eso que nunca me di por vencida ante nada. Cuando pensaba en botar la toalla, inmediatamente surgías tú, con tu cara de reprobación. Y rápidamente yo me recomponía. Yo nunca desisto. Yo no soy cobarde.

Apenas te fuiste, todo eso cambió. No había fuerza alguna que me hiciese continuar un libro, una canción o la explicación de una idea complicada. Inicialmente creí que era debido al propio proceso del luto, un proceso que nos deja tan perdidos y cansados. Sin embargo, un tiempo después entendí que no tenía nada que ver con eso. Lo que yo tenía era miedo. Justo yo.

Encarar mi nueva vida, una vida en la cual tus abrazos, el olor de tu barba y tu voz ya no hacían más parte, me hacía esconderme debajo de la mesa. Yo no podía ni pensar cómo sería conquistar algo que tú no pensaste que yo podría o querría hacer. Me parecía desleal no compartir contigo una nueva victoria o un otro fracaso. Y como yo también aprendí contigo, traicionar a un amigo o a un principio es algo inadmisible. Fue entonces que me di cuenta que, cada vez que yo me rendía o desistía, le estaba echando una montaña de arena a tu legado. Era una doble traición que me hacía desmerecer el padre que yo había tenido y que, por 32 años, insistió en que yo fuese valiente e íntegra. Yo no quería perder eso.

Por esto, papá, la buena noticia que quiero darte es que, a pesar de haber dejado de ser la hija que tú creaste y nutriste con palabras y gestos por un período prolongado, hoy estoy aquí de nuevo, exactamente de la manera en que me dejaste. Bueno, no exactamente: estoy un poco mejor. Ya logro tocar bastante bien tres o cuatro canciones en guitarra (a pesar de la dificultad para hacer las cejillas). Ya leí media docena de novelas (aun aquellas que no quería leer). Ya no guardo para mí misma mis amarguras (aunque de vez en cuando deje que se me acumulen algunos sapos en el estómago). Ya camino hacia nuevos destinos (a pesar de no entender bien los mapas).

Tú no viste nada de eso, pero, si todo eso ocurrió, es porque permaneciste siempre conmigo y no me dejaste olvidar que nunca debo desistir de nada.

Gracias por nunca haber desistido.

Camile, hija de Paulo.

 

¡Mi querida hija Caroline Calixto dos Santos!

Quiero que sepas que vivir sin ti no es nada fácil. Es un desafío constante. Sin embargo, ¡tú eres amor y sólo dejaste cosas buenas y un grande amor! Le pido a Jesús constantemente que transforme mi corazón y apacigüe el dolor, abriendo el espacio para que entren los recuerdos y alegrías vividas contigo. En este Día del Padre, el segundo sin ti, voy a sentir mucho tu ausencia. Pero quiero que sepas que, poco a poco, ¡el dolor está dando paso a que lleguen la nostalgia y los recuerdos inolvidables que vivimos juntos!

En este día, quiero agradecerte por haberme concedido la gracia de ser padre y por haber podido vivir este amor que hoy se eterniza en mi corazón. ¡La nostalgia permanece, pero sé que estarás cerca de mí en este día, presente, tal como siempre lo has estado!

Francisco, padre de Carol.