Quero ajudar - Un niño
Seis consejos para ayudar a un niño a sobrellevar el luto
Así como la muerte de un ser querido desmorona la vida de un adulto, ésta también saca de su lugar al mundo del niño. Cuando esto ocurre, los niños necesitan que los adultos se acerquen para reconfortarlos y entenderlos. Muchas veces, ese niño está rodeado de una familia que, igualmente devastada por la pérdida, no cuenta con la estructura suficiente para respaldarlo. Ese es el momento en el que alguien perteneciente a un círculo afectivo más lejano debe asumir el papel de protector. No siempre lograremos protegerlo del dolor y ahorrarle el sufrimiento. Sin embargo, sí podemos respaldarlos y consolarlos en ese difícil momento.
Para guiarlo en cómo ayudar a un niño en ese momento, hemos seleccionado seis consejos del psicólogo estadounidense Robin F. Goodman, especialista en trauma y luto. Estos consejos fueron publicados en la página Modernloss.com.
1. Niños de luto hay en todas partes – Uno de cada 20 niños deberá enfrentarse a la muerte del padre, la madre o de algún hermano antes de terminar el bachillerato, lo que quiere decir que puede haber algún niño de luto muy cerca de usted. Es fácil identificar a un niño con una pierna rota. Muchas personas se acercarán a él para ofrecer apoyo o ayuda. No obstante, es difícil identificar a un niño con el corazón partido. Si usted conoce alguno, tenga en cuenta que hay una serie de cosas que usted puede hacer por él. En primer lugar, no tenga miedo de decir o de hacer algo equivocado. Una buena regla es “cuanto más simple, mejor”. Por ejemplo: “Lo siento mucho” o “yo conocí a tu (coloque el nombre de la persona) y él/ella era (añada un adjetivo cariñoso o una historia personal). En segundo lugar, usted también puede ofrecerle a la familia el distraer un poco al niño, llevándolo a dar un paseo en un momento en el que todos necesitan un descanso. Ofrezca hacerse cargo del niño, llevarlo a cine o a jugar con otras personas. No haga esto únicamente la primera semana, sino durante varias semanas o meses con el fin de demostrarle al niño que él es importante para usted.
2. Los niños quieren saber la verdad – ¿Recuerda cuando usted era pequeño y estaba seguro de que había un monstruo debajo de la cama? Pues cuando las personas no le dicen la verdad a los niños, lo que ocurre es que éstos llenan los vacíos de información con su propia imaginación. Por lo general, los niños transforman la realidad en algo peor, llegando inclusive a pensar que lo que ocurrió fue culpa de ellos.
Ser honesto con los niños significa oír (más que hablar) para descubrir lo que está en su mente, responder sus preguntas y dar la información apropiada según su edad – cuanto más pequeños, menos y más simples serán las palabras. Los niños no necesariamente precisan saber todos los detalles, pero aun así quieren poder responderse esta pregunta: “¿Cómo murió esta persona especial para mí?”. Puede haber sido algo complicado o trágico, o inclusive un misterio médico. En todo caso, siempre habrá una versión que puede ser contada, aunque sea: “Ella estaba enferma, los médicos intentaron curarla con muchos remedios pero no lo lograron”.
3. Los niños saben más de lo que usted cree – Los niños son seres egocéntricos. Piensan que todo está relacionado con ellos. Entonces oyen, espían, rondan. Ellos siempre están cerca cuando los adultos están conversando. Buscan información en internet, oyen a los vecinos susurrar, captan lo que alguien dejó escapar. Rápidamente aprenden en quién pueden confiar para ayudarlos. Cuando el mundo de ellos da un vuelco, necesitan que alguien sea capaz de entender sus sentimientos, resolver las cosas y transmitir seguridad. De hecho, el niño ya sabe que ocurrió algo terrible, por lo que ser franco y estar disponible será un alivio. Algunos niños permanecerán callados, pero al menos usted ya habrá abierto el camino y preparado el terreno para cuando estén listos para hablar.
4. Los niños no son pequeños adultos y no tendrán una pequeña versión del luto – Los sentimientos relacionados con el luto se manifiestan en formas tan diferentes como los mismos niños. Ellos pueden llorar o quedarse quietos. También pueden ponerse bravos, hacer berrinche o comenzar a tener problemas en el colegio. Son de esperarse algunos comportamientos típicos del luto, tales como la tristeza, la preocupación y la rabia. Algunos niños necesitarán de cuidados extra. Sin embargo, la mayoría de ellos es resiliente y, con el ambiente acogedor adecuado, aprenderán (a pesar de que sea más temprano de lo normal) lecciones de vida poderosas sobre su propia fuerza y sobre la generosidad ajena. Cuando un niño empieza a comportarse de forma preocupante, pregúntese si ese comportamiento no está relacionado con la experiencia de la pérdida. ¿No está haciendo las tareas?, ¿se rehúsa a ir a dormir? No importa cuál sea el problema o el cambio de comportamiento, evite juzgar y castigar. Pida apoyo en el colegio o busque profesionales para ayudar a identificar qué de estas nuevas actitudes podría estar relacionado con la pérdida del ser querido. Ofrecer apoyo y comprensión es más importante que obligarlo a hacer las tareas o a ir a dormir temprano.
5. Los niños necesitan ejemplo – Los adultos generalmente piensan que deben proteger a los niños de los sentimientos fuertes y que, por esto, deben esconder sus sentimientos. El problema es que, haciendo esto, usted les enseña a ellos mismos a ocultar sus propias emociones, causando que el dolor del luto busque otras formas de ser expresado o se esconda en un lugar profundo. Que ese dolor se exprese después de una forma explosiva es simplemente cuestión de tiempo.
Es mucho más útil si los niños pueden presenciar sus verdaderos sentimientos y ver cómo usted lidia con ellos. Esto significa que los adultos que están de luto pueden llorar enfrente de los niños (ahorrándoles los gritos desesperados, los cuales exigen espacios más privados). Deje claro que, aunque usted siempre va a extrañar a esa persona y se sentirá triste de vez en cuando, hay esperanza de que la tristeza disminuya y que existen formas de sentirse mejor – dar una vuelta, leer, llamar a un amigo, escribir un diario, pintar. Los niños necesitan diferentes formas de expresión para liberar sus sentimientos. Ayúdelos a encontrar cuál es la mejor forma para ellos.
6. Tras la muerte de un ser querido, los niños se transforman internamente y se vuelven diferentes a todos sus amigos – Es muy bueno ser conocido como el niño que juega bien fútbol o como la mejor del salón en matemáticas, pero no como “el niño al que se le murió el papá”. Sea aquella persona que entiende esto y ayúdelo a encontrar un lugar donde haya otros niños que también sufrieron alguna pérdida. Esto les permitirá intercambiar historias y experiencias, haciéndolos sentir menos solos.