“Pablo comenzó su carta de despedida con una frase: Que la vida siga sin mí. Y la vida continúa – sólo que no exactamente sin él, porque la verdad es que él ocupa un lugar enorme”. El consultor y doctorando en filosofía Andres Bruzzone escribe este sensible, valiente e inspirador relato sobre la muerte de su hijo Pablo, quien se suicidó un mes y tres días antes de cumplir 24 años.