Inspiração - Como me siento
Un día de lluvia, un día de sol
Quien ya pasó por una gran pérdida sabe que esa experiencia es quizás una de las pruebas más difíciles de la vida. No es nada fácil aceptar que la muerte llegó a su vida y que dejó de ser algo lejano que sólo ocurre en las películas. Es muy doloroso aprender a vivir sin la presencia física de un ser querido que se ha ido tan pronto.
Los psicólogos hablan sobre “el trabajo del luto”. Tiene sentido, pues realmente es un trabajo que exige un esfuerzo inmenso de adaptación y aceptación. Es un trabajo que demanda coraje, fuerza, paciencia, amor y, para muchos, un poco de fe. Durante este proceso, no todos los días son iguales. Algunos pueden ser terribles. ¿Qué hacer en los peores días?
Por medio de nuestro estudio buscamos entender qué podía ayudar a las personas en esos momentos. Muchos nos hablaron de la alegría de los niños y de cómo éstos son capaces de devolverle el brillo a lo cotidiano. Otros nos contaron sobre el valor de las grandes amistades y de la importancia de intercambiar experiencias con personas que ya pasaron por pérdidas semejantes. También oímos historias de personas que hallaron la fuerza en la religión, en la psicología, en el arte, en el deporte, en el trabajo, en los libros y en otros tantos lugares.
Aprendimos que no existe una receta o una lista específica de cómo vivir el luto y de cómo encarar los días difíciles. Poco a poco, cada uno va experimentando e identificando lo que le hace bien – a su manera, a su ritmo. No necesitamos organizar el luto; necesitamos escuchar, respetar e ir en búsqueda de aquello que nos hace bien. ¡Seguimos adelante!
Ilustración de Marina Papi para ‘¿Y si hablamos del luto?’
[1] La palabra original en portugués es “saudade”, la cual implica tanto el sentimiento de nostalgia como el hecho de extrañar algo o alguien. Su traducción literal no existe en español.